La entrada de Tina al refugio no fue nada fácil. Llegó muy nerviosa y en ocasiones, incluso agresiva. Estaba en un estado casi permanente de irritabilidad y su estado se complicó aún más porque no quería comer y teníamos que darle nosotros.
Por suerte, con el tiempo fue relajando poco a poco hasta ser la gata que es ahora, una Tina super mimosa y cariñosa que ha encontrado un hogar donde le dan muchísimo amor.