Casper y su hermana Tais tuvieron que ser retirados junto a su mamá de la zona donde comían porque el dueño de la nave no los quería por ahí.
Son dos gatitos jovencitos que cuando llegaron estaban muy desconfiados, bufando, no querían que nadie se acercara, pero con el tiempo, les ha ganado la curiosidad. Ya cuando estaban en la jaulita de adaptación se les notaba las ganas de jugar y saber qué se cocía por la sala 🙂
Casper es más valiente y no le costó nada adaptarse, le encanta estar en el patio y tirarse en la hierbita. Con nosotros era tan huidizo como su hermana Tais pero finalmente los dos están aprendiendo a dejarse querer 🙂
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