Lino llevaba seis días maullando en la ventana de una casa abandonada y semiderruida por dentro del centro de Vigo. Pudimos acceder a la ventana del primer piso subiendo con una escalera y a través de ahí accedimos a la buhardilla que es donde se encontraba el gatiño. Pudimos colocar una jaula trampa, todo con sumo cuidado, ya que una vez dentro, hubo que bajarlo por el hueco de la buhardilla, y luego por la ventana, siempre intentando que el animal se fuera acoplando y no sufriera daño alguno.
Su madre Lina y su hermana Kalahari fueron rescatadas poco después. Era un gato muy huididizo, no acaba de fiarse de las personas pero sí le gustaba observarlas.
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