Trece llegó a nosotros tras ser atropellado un «martes 13» por una voluntaria nuestra en Canido. Fue llevado al momento al veterinario y, por suerte, todo quedó en un susto.
Lo publicamos en nuestras redes sociales en busca de su posible familia, pero nadie lo reclamó. Una pena, porque Trece era un buenazo, un mimosón de los que piden mimos continuamente.